lunes, 6 de mayo de 2013

LA CONSUMACIÓN DE INDEPENDENCIA

La guerra de Independencia no llegó a su fin con la muerte de José María Morelos ocurrida en 1815. Aún faltaba mucho para lograr el nacimiento de México como nación independiente.

Para 1817 el proceso de independencia de México parecía haber llegado a un punto de indefinición, en el que ninguno de los dos bandos (insurgentes o realistas) estaba lo suficientemente fuerte como para obtener la victoria definitiva. Fue entonces que desembarcó en nuestro territorio la expedición de un joven liberal español, Francisco Javier Mina, cuyas acciones vinieron a reanimar la lucha insurgente, a la que se unió.

Mina sostuvo varias batallas contra el ejército español y obtuvo algunos triunfos, pero antes de seis meses fue vencido y fusilado por los realistas, después de lo cual el equilibrio de fuerzas volvió, a tal grado que los combates pudieron haber continuado por largo tiempo.

Mientras tanto, otros acontecimientos ocurridos dentro y fuera de la Nueva España también influían para apresurar el proceso emancipador.



FACTORES POLÍTICOS INTERNOS Y EXTERNOS QUE INFLUYERON EN LA CONSUMACIÓN

Un factor externo ocurría en Europa. Napoleón Bonaparte invadió España en 1808 e impuso como rey a su hermano José Bonaparte, luego de haber obligado a abdicar al monarca español Fernando VII. El pueblo español se resistió y luchó en contra del invasor francés, al tiempo que representantes de todos los dominios españoles se reunieron en asambleas con la intención de limitar el poder absoluto de los reyes. Dichas asambleas se celebraron en la ciudad de Cádiz en 1812, y por ello son conocidas como las Cortes de Cádiz, de donde surgió la primera constitución de España.

Mientras los insurgentes no ganaran la guerra, nuestro país seguía siendo parte del imperio español, por lo que la Constitución de Cádiz también tenía validez aquí. Esta Constitución limitó los poderes absolutos del rey, y algunos de los privilegios de las clases más poderosas de España y América, en especial de los terratenientes, el Ejército y la Iglesia, que en la Nueva España apoyaban a los ejércitos realistas en su lucha por conservarla como parte de la Corona española.

Desde luego las clases privilegiadas se opusieron a la aplicación de esas leyes, de modo que, cuando los franceses salieron de España y volvió al trono Fernando VII, éste quiso gobernar de manera absoluta y abolió la Constitución, aunque la rebelión militar del general Rafael Riego, en 1820, forzó al rey a aplicarla nuevamente.

En la Nueva España muchos peninsulares y criollos ricos, el clero y la mayoría de los militares de alto rango que combatían a los insurgentes, vieron en riesgo sus privilegios si se aplicaban las leyes de Cádiz. De pronto comenzaron a pensar que era mejor independizarse de España y efectuaron algunas reuniones, conocidas hoy como las Juntas de La Profesa, por haberse efectuado en el templo católico de ese nombre, en las que eligieron a Agustín de Iturbide, un militar que había combatido a los insurgentes, para que pactara con Vicente Guerrero la independencia. La intención era clara: una vez libres de las leyes liberales de Cádiz ellos conservarían sus privilegios.

Vicente Guerrero, valiente, infatigable y gran conocedor de las montañas del sur, había luchado durante 1819 y principios de 1820, pero solamente controlaba esa región porque el resto del territorio seguía en poder de los realistas; no había posibilidades de un triunfo definitivo para la insurgencia, aunque tampoco para el gobierno colonial porque Guerrero parecía invencible. Él había recurrido a las armas, la táctica de guerrillas, la recuperación de la línea ideológica de Morelos y los intentos por reorganizar el gobierno civil insurgente.

Como tenía buenos informantes en la Ciudad de México, se enteró de la rebelión del general Rafael Riego en España y pensó que si otro militar realista también se rebelaba en la Nueva España contra el monarca español, podía lograrse la independencia. Con esa idea en mente, el 17 de agosto de 1820 escribió una carta política al jefe del área realista de Chilpancingo, coronel Carlos Moya, invitándolo a luchar por la independencia de la Nueva España.

Cinco meses después, en enero de 1821, Iturbide dirigió una carta a Guerrero invitándolo a dialogar sobre el tema. Después de otras cartas más, los dos jefes se entrevistaron y firmaron el Plan de Iguala, en el que ambas fuerzas se comprometían a lograr la independencia de México. Esta alianza significaba que la lucha por la independencia se acercaba a su fin. Juntos, los ejércitos de Iturbide y Guerrero, a los que pronto se sumaron otros jefes independentistas, controlaron gran parte del territorio de la Nueva España.

La Constitución de Cádiz:

-Restringía los poderes del rey, al otorgar poderes de representatividad a las Cortes
-Limitaba los fueros y privilegios del clero, el ejército y las clases ricas
-No concedía autonomía a las colonias españolas
-No concedía autonomía a las colonias españolas

Las Cortes españolas nombraron un nuevo virrey, Juan O’Donojú, quien al llegar a Veracruz no tuvo más remedio que negociar con Iturbide el Tratado de Córdoba, donde se aceptaba, con algunas modificaciones, lo estipulado en el Plan de Iguala.

A pesar de que las Cortes españolas no reconocieron el tratado y declararon traidor a O’Donojú, las tropas de Iturbide y Guerrero, que formaron el Ejército Trigarante, hicieron su entrada triunfal en la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821. Esto es lo que los mexicanos conmemoramos cada año en esa fecha: la consumación de la independencia de México.








1 comentario:

  1. El factor interno: la invasión de Napoleón a España (1808-1812) no fue factor para la consumación sino para la iniciación.

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